domingo, 23 de octubre de 2016

MARCELO DÍAZ




Lumbre



Lo que aprendimos es muy distinto
de lo que nos enseñaron.
Cada uno de nosotros a su modo
intraducible en una cuenta regresiva
como las flores de un árbol
en la mañana invernal.
Del otro lado del dormitorio
asoma el cristal de una cámara.
A mayor altitud como desde
un telescopio una ola
o una ráfaga de viento nos envuelve
en la premonición el deterioro
de los signos que dibujan
con señales confusas un ritmo nuevo.
Trato de pasar en limpio
las siguientes oraciones.
“No sé qué edad tendré
cuando esta voz se conecte al coro
o al cinturón familiar.”
Aunque no se entienda
tuve una cadena como un temblor dorado
y en una noche crucial
me quemé en su nombre.


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