martes, 8 de noviembre de 2016

LORE MÉNDEZ




Hipsteria



Nos conocimos
mas allá de lo creíble
mucho menos de lo habitual
rodaba una bicicleta inglesa
abotagada su frente por un casco imperial
yo le pregunté demasiadas cosas
creo que respondió sólo la mitad
y enseguida amagó
“Yo soy un hipster
en un idioma cuasi bipolar

 la barba le limpiaba el ombligo
 el cuello de la camisa
 prendía su corazón a la yugular
 y solamente con las suelas
de sus borcegos de Alta Gamma
hubiera podido  yo pagar mi hipoteca
                                         (de verdad).

Defendía las causas comunes:
“por la baja del precio de los contrabajos
la polución en Cracovia
la democratización del password
del Frank’s Bar;
yo lo escuchaba siempre atenta,
no quería ni por un segundo
su ego-matic perturbar

se rascaba los sobacos
con un lápiz automático
“manías –decía- difíciles de superar”
la mirada estrangulada en sus
marcos ultra-80s de una tienda neoyorquina
“una baratija, regalo de una ex-mina”
(cuyo recuerdo prefería enterrar).

Me llevó a su jaula de oro
en la ciudad de la furia,
esa con un puente incrustado
“igualito al de Uruguay”
de a ratos sonaba Benny Goodman
-yo bailaba, el se aburría -
Lo sampleaba con Oaekenfold
“como para variar”

acariciaba mi mejilla, me dió un beso
puso enseguida su baba a cotizar,
desinhibida su lengua vibró
“Yo soy un hipster.

Quebré en silencio,
lo dejé en su deseo detonar.

“Vos sos un hamster”-alcancé a gritarle
ya de espaldas a la puerta -
y la efervescente espuma comenzó a bajar
junto con la de la boca
de esta rabiosa perra
que nada entiende de revivals,
ni de alcantarillas de underground.



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