Autorretrato
Lo mejor de mi cara es la lechuza. Vive impasible,
subida a unas zarzas blancas. A veces noto el roce de su plumaje amarillo en la
frente, o de sus uñas negras que dan cuerda al tiempo en mis arrugas. Me
desvela las noches en que caza demasiado, y las mujeres me consolaron al oír su
graznido lúgubre cuando volaba. Si me pongo delante de un espejo, no puedo
sostenerle la mirada.
De: “Los hombres
intermitentes”
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