viernes, 3 de febrero de 2017

FRANCISCO CERVANTES




Combaten dos enemigos del de la inquieta espada




principiaba la noche
cuando los mandobles empezaron
a dos manos se encontraron
los caballeros a mitad del bosque
haciendo cantar de furor
los filos más duros que la roca
a sus espadas cuyo peso
atestiguaba la nobleza de quienes las empuñaban
las armas de uno negras
y las otras verdes de un verde desesperanzado
y solitario
ambos con el rostro al aire
resoplando por el esfuerzo y el combate
luchaban por algo tan sagrado
como el derecho a ser el primero
por algo tan sagrado
como su honor de caballeros
la noche se fue haciendo espesa
y los mandobles impedían el sueño
a los animales del bosque
y cruzándose tratando de vencerse
pasaron horas de sonoro y destemplado canto
las armas sus fronteras melladas
las manos doliéndoles porque los guanteletes
ni las armaduras protegen manos o cuerpo
del agotamiento cansancio o melladuras
la aurora los sorprendió batiéndose
con sus dos manos sosteniendo su pesado renombre
uno de ellos acaso el que más noches de amor
cerca del combate hubo
cayó mientras su espada callaba
y su armadura al llegar al suelo sonó como la piel vacía
    de un alma
no se movió ya más
y aquel que a duras penas se mantuvo en pie
supo que el caballero de las negras armas
había muerto sin más heridas
que sus poros que su respiración
que sus noches de amor en su terrible cuerpo.

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