domingo, 18 de junio de 2017

CÉSAR RODRÍGUEZ CHICHARRO




Tlatelolco



...Y mueves la manija del retrete
y en vez de tirar agua llora sangre.
"¡Es sangre, sangre!", exclamas lerdamente.
Acude tu mujer; llegan los críos.

Y procuras —a instancias de los tuyos,
pues tú, qué duda cabe, has visto tanto—
averiguar la causa del suceso,
o por lo menos —"¿Quieres?"— si el plasma
es de animal. "No es de animal", te dice
al fin —te quema en fin— un subteniente.
"¡Sea por Dios!", respondes cauteloso.

Día tras día tu mujer reclama:
"La sangre, Ernesto, ensucia mi retrete.
Y no es posible echar agua del grifo
pues sabes que lo veda una ordenanza".

Refulge el sol. Los niños cantan. 


De: “Aguja de marear”



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