domingo, 11 de junio de 2017

EUGENIO MONTALE




La tormenta
  
Les princes n'ont point d'yeux pour voir ces grand's merveilles,
Leurs mains ne servent plus qu'à nous persécuter...
(Agrippa D'Aubigné: "A Dieu".)



La tormenta que chorrea en las hojas
duras de la magnolia, los largos truenos
de marzo y el granizo

(te sorprenden los sonidos de cristal
en tu nido nocturno; de los oros
apagados en las caobas, en los cantos
de encuadernados libros; aún arde
una grana de azúcar en el cascarón
de tus párpados)

el rayo que confita
árboles y muros y los sorprende en esa
eternidad de instante –mármol, maná
y destrucción– que llevas esculpida
dentro de ti como condena y te une
a mí más que el amor, extraña hermana;
y aun el rudo estruendo, los sistros, el bramar
de panderetas sobre la fosa oscura,
el taconeo del fandango, y encima
el ademán violento...

Como cuando

te volviste y, con la mano, libre
la frente de la nube de cabellos,

te despediste –para entrar en la sombra.


De: “La tormenta y lo demás”


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