viernes, 16 de junio de 2017

MIGUEL ÁNGEL FLORES




Altanoche



Plantada de soles en su dorso
En ardiente soledad los espíritus
Marcaban la vaguada del valle silencioso.
El Central con sed de sangre
Hacía girar los engranajes sin lubricante
Y ductos ruinosos vomitaban pesadillas
Rayadas de dolor con gritos sin ecos.

Fuego sin reposo del mediodía.
Fuego de una ciudad ya sin tiempo.
Y también allí un paraíso
Detrás de altos muros de artificios
Que rodean el vejado jardín.
Un aliento de verano sacude las ramas
Que acarician un cielo también ajeno.
Se asoman al pozo hombres sin rostro
Y con almas arropadas de sol.
El flamboyán tiende su cerco
De luces y astros vegetales
Y no era escasa la cosecha de cruces.

Cesó ese coro con su algarabía.
Se apagó un firmamento de voces.
Ni música ni ruido
Habrá de perturbarnos.
Despierto ya en altamar del sueño
Abandonadas ya las dársenas de la muerte
Tal vez a otra muerte ingresemos.



De: “Pasajero de sombras”

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