jueves, 20 de julio de 2017

GONZALO ROJAS




Algo, alguien



Las personas son máscaras, las acciones son juegos de
enmascarados,
los deseos contribuyen al desarrollo normal de la farsa,
los hombres denominan toda esta multiplicidad de seres y
fenómenos,
y consumen el tesoro de sus días disfrazándose de muertos.

Yo vi el principio de esta especie de reptil y de nube;
se reunían por la noche en las cavernas;
dormían juntos para reproducirse.
Todos estaban solos con sus cuerpos desnudos.
En sus sueños volaban como todos los niños,
pero estaban seguros de su vuelo.

He nacido para conducirlos por el paso terrestre.
Soy la luz orgullosa del hombre encadenado.

Mío mi Dios, el viento que sopla sobre el mar del tormento
y del gozo,
el que arranca a los moribundos su más bella palabra,
el que ilumina la respiración de los vivientes,
el que aviva el fuego fragmentario de los pasajeros
sonámbulos;
el viento de su origen que sopla donde quiere; mis alas

invisibles están grabadas en su esqueleto.

En este instante,
todos los hombres están oyendo mi golpe, mi palabra:
los dejo en libertad.



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