Alef
Cuando pienso lo que he querido ser y lo que soy, el llanto hincha las venas
de mi garganta, y mil sueños malogrados gritan como víctimas dentro de mí.
¡Oh, el corazón de un hombre que ha pasado de la juventud es semejante al de
un asesino!
Con la conciencia turbada, recuerdo los años que pasaron; los sueños malogrados
claman dentro de mí como víctimas amordazadas, y la juventud pura y
resplandeciente, se alza ante mis ojos como una virgen abandonada, silenciosa y
patética.
¡Oh, el corazón del hombre que ha pasado de la juventud, es semejante al de un
malhechor!
De: "El candelabro de los siete
brazos"
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