jueves, 7 de septiembre de 2017

PABLO FIDALGO




París



Yo soy la prueba de que se debe estar en todo
o no estar.
Di adiós a los aplausos, a las formas hechas,
a la buena educación.
¿Cuántas veces has dicho ya me inventaré algo
y no te lo has inventado?

Un día quise que un hombre pintara mi retrato.
Dijo que yo era imposible y en el cuadro escribió:
obsesión con la edad y la muerte, fe inquebrantable,
la venganza es un plato que se sirve frío.

Esta vez el héroe no tiene cara
porque alguien decidió que no la tuviera.
¿Para ti dar la cara por alguien
no es como alegrarte por alguien?
¿Y quién dio la cara?

¿Entiendes por qué quiero estar lejos de la tristeza?
¿Entiendes que yo no hablo
de que te alegres por mí el tiempo habitual,
que eso no sirve de nada?
¿Entiendes que lo que pido es que te alegres
pase lo que pase
por mí
para siempre?

Yo habito mi dolor y tú lo habitas conmigo.
¿Tú no puedes concebir mi existencia
como la prueba de amor definitiva
a todo lo que no puede ser?



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