The last poem
En solo
unos segundos quemaré
mis últimos poemas. Hasta entonces,
mientras dure esta música postrera
–Trouble in mind, interpretada
por The Killer–, un Chivas
sin hielo y unos cuantos
cigarros, tres o cuatro. (Si ejerciesen
ahora el portento de su imaginación,
les sería posible contemplar
cómo el humo, aprehendido a mi presencia,
asciende por el aire vertebrando
esta indócil penumbra). Pero no
quisiera traicionarles. He afirmado
que en solo unos segundos quemaría
mis últimos poemas. Aproximo
ya entonces el mechero con la mano
izquierda, lo sostengo
trémulo, y prendo
su llama. Mis papeles
tiritan levemente. Los enciendo
por una esquina. Ardo con ellos.
mis últimos poemas. Hasta entonces,
mientras dure esta música postrera
–Trouble in mind, interpretada
por The Killer–, un Chivas
sin hielo y unos cuantos
cigarros, tres o cuatro. (Si ejerciesen
ahora el portento de su imaginación,
les sería posible contemplar
cómo el humo, aprehendido a mi presencia,
asciende por el aire vertebrando
esta indócil penumbra). Pero no
quisiera traicionarles. He afirmado
que en solo unos segundos quemaría
mis últimos poemas. Aproximo
ya entonces el mechero con la mano
izquierda, lo sostengo
trémulo, y prendo
su llama. Mis papeles
tiritan levemente. Los enciendo
por una esquina. Ardo con ellos.
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