DESDE
EL PRIMER GOLPE HASTA EL ÚLTIMO ALARIDO,
desde la forma frágil de un ojo ensangrentado,
desde la piel rasgada por la primera flecha
hasta la gota negra a punto de secarse
en la última caverna donde habita la tribu,
en la primera emboscada, en el encuentro
de dos voces calientes a punto de su filo.
En el trigal primero donde ardió la codicia,
en el campo quemado que defendió algún clan,
en la calma angustiosa que precedió a la furia,
en la piedra lanzada por el primer atacante,
en la herida final del defensor postrero,
en Caldea y Fenicia, Egipto y Babilonia,
la luz tocó la sombra e hizo
una fisura roja en las miradas, puso
en el temor del hombre la memoria de un día
cuando hubo entre sus manos otras manos sin odio
y pensó defenderlas más que todo lo hecho
contra la sombra fija de un fotón en la noche,
contra el frío de las armas enemigas o propias
y contra la caída de ese día en lo oscuro.
desde la forma frágil de un ojo ensangrentado,
desde la piel rasgada por la primera flecha
hasta la gota negra a punto de secarse
en la última caverna donde habita la tribu,
en la primera emboscada, en el encuentro
de dos voces calientes a punto de su filo.
En el trigal primero donde ardió la codicia,
en el campo quemado que defendió algún clan,
en la calma angustiosa que precedió a la furia,
en la piedra lanzada por el primer atacante,
en la herida final del defensor postrero,
en Caldea y Fenicia, Egipto y Babilonia,
la luz tocó la sombra e hizo
una fisura roja en las miradas, puso
en el temor del hombre la memoria de un día
cuando hubo entre sus manos otras manos sin odio
y pensó defenderlas más que todo lo hecho
contra la sombra fija de un fotón en la noche,
contra el frío de las armas enemigas o propias
y contra la caída de ese día en lo oscuro.
De: “Luz ultraviolenta”
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