miércoles, 22 de noviembre de 2017

ÁNGEL CARLOS SÁNCHEZ




Duda III



¿Quiénes ven la espuma de su propia sangre cuando el fuego está robándoles el miedo? El tiempo está doblándose y la herida que nos causa la esperanza tiene luz en cada grieta; el espacio es un susurro merodeando la impiedad de lo que es libre todavía. Con todo, la suciedad de una caricia sólo se rompe si los ojos no vigilan hacia adentro. Toma lo que te mata y hazlo dios de barro para urgencias: es la mejor redención de lo inventado por quien huye, mas no permitas que la magia cotidiana se despedace en lo que dejes destruido.

Tus brazos y tu odio son exactos, pero la vida está incompleta sin el dolor que nos hace recordarla. ¿Dónde podemos enterrar lo doloroso sin necesidad de olvidarnos todo el cuerpo? Los días dan la vuelta y se van hacia otra época cuando te ven afilar la oscuridad con las manos remojadas en tu sangre.

¿Mataremos hoy con estas manos que sólo pretenden la caricia?


De: “El fin del silencio”


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