Redención de ausencia
Cuando
tu voz es más que la presencia
y en
los adioses detenido al aire,
nos los
vuelven las alondras grave
al
doble tacto de tu doble ausencia.
Cuando
abierto ya el cielo y su clemencia
caídos
del crepúsculo los ángeles
en
nubes reman sus oscuras naves
y te
siento mas cuerpo y mas esencia.
cuando
en el hueco de la mano caben
monedas
blancas de luna e indolencia
y se
adhiere a los arboles la calle,
¡ay,
qué venas de aguda trascendencia!
¡ay,
ay, qué blando el corazón nos sale
por los
poros de la convalecencia!
En marzo primaveral y
voladero
de mil novecientos
treinta y siete
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