sábado, 3 de marzo de 2018

WENDY GUERRA





Visitante



Llegó temprano, cantando con su voz de agua
a tocar en la puerta
y esperó paciente que lavara
la interminable fila de camisas,
se estaba bien entre ropas blancas
y aún cantaba.
Escapó a la cocina.
Entonces él, aún más paciente
se adormeció al aroma del sofrito.
Espabilose, y sacando fuerzas de flaquezas
esperó
subido en los sillones para no enfadar a la mujer
que abrillantaba losas de monótonos trazos.
La vio sacar innumerables cosas, zurcir arrugas,
ordenar remiendos.
Pensó el poema tomarla para sí cuando muriera
la última luz en el quehacer constante de la casa.
Atrapado en sueños de fatiga
pone su mano de agua sobre el pecho de la mujer.
Piensa que volverá mañana, aún más temprano
a poseerla.


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