Los adioses
Supongo
que se trata de no decir
lo que
se quiere decir,
de
callar lo que importa
-que
suele ser lo que duele-
por
cobardía o por temor,
o
porque el amor, animal
extraño,
tiene complejas
formas
de diálogo.
Supongo
que se trata de no decir
lo que
se quiere decir:
te digo
adiós pero piensa que no me voy,
que
estaré aquí contigo sin estar.
Y es que
los adioses que no son adioses,
tienen,
si cabe, un sabor más amargo.
Algo
así como el adiós de ahora
y el
adiós de mañana,
juntos,
entrelazados.
Supongo
que son distancias las palabras,
maneras
de medir el límite inconcluso de los cuerpos.
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