sábado, 7 de julio de 2018

LEIDY BIBIANA BERNAL





Los pájaros no ven la tristeza



Con el tiempo se aprende a ocultar la tristeza.
Hasta para los amigos se vuelven reales
la fingida sonrisa, el tono efusivo de la voz
y la alegría ostentada en el abrazo.

Se aprende a llevarla tan dentro,
en el fondo de los ojos,
que su oscuridad también se deslumbra
con el brillo aparente de la mirada.

Se disfraza de tal manera la tristeza que los pájaros
se posan y cantan y duermen sobre ella.

Se aprende a encubrirla entre la carne
a no desnudarla frente a los extraños
a darle el más dulce rostro
para que el mundo no la vea tan triste.

Con el tiempo se aprende
que solo se puede ocultar la tristeza
cuando se lleva en las entrañas.




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