domingo, 16 de septiembre de 2018

MARCIA RAMOS





Visión



La maldad es un dogma para explicar los silencios de mis calles,
Los bares, las galerías del centro, el espíritu de las rockolas es la melodía
de mi ciudad derramada en la sangre.
Al igual que la Maga de Rayuela hacer un hijo parado en el tiempo
sería rescatar mi esencia en los brazos de la muerte
contar los pétalos derramados por los ojos a través del mar
del dulce viejo ciclope que aparece entre las almas,
antes de llegar al silencio cuando somos grandes.
antes de llegar al silencio estamos con los oídos enredados.
fuimos niños recorrimos el hombro de mamá al sonido de Pimpinela
y cantamos por todas las calles matarile
hoy jugamos con balas y navajazos de las bolsas.
¿Sera que en esta patria todavía buscamos a nuestra madre,
doncella de pelo encendido y labios abiertos,
pulpa de tierra?
No nos podemos concebir acaso como criaturas con circunferencia de los 360 º para gritarle al mundo  que en medio del equinoccio fuimos hijos del sol y de la lluvia?
¿No podemos dejar de preguntar cuando se acaba la noche y comienza el día en una piedra de sacrificios llamada trabajo?
Que acaso a nadie entiende que cazamos, matamos y vivimos como un dios en la podredumbre.
Sigiloso escudo te protejo ante la bestia escondida de su pupila.
La metralleta de mi hermano esta lista para arrodillarme antes de cruzar el rio,
las nubes colorean el rosto de México ahora tan lejano.


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