Negociamos
esta espuma con la infancia
y
abandoné
eso que
quedaba de maternidad en mis siete madres
un
último diente de leche fue sepultado entre piedras
y me
corté las uñas yo princesa de los perros
y
oscureció mi oído hasta la más dura ceguera
y
recibí la sangre blanca de la teta de los hombres
a final
de cuentas, dije
nada
tiende al dolor cuando se educa el alma.
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