sábado, 11 de mayo de 2019

CORAL BRACHO





Tus lindes: grietas que me develan

We must have died alone,
a long time ago.
                              D.B.



Has pulsado,
has templado mi carne
en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos
levísimos, de ojos suaves y limpios);
en la vasta desnudez que derrama,
que desgaja y ofrece;
(Como una esbelta ventana al mar; como el roce delicado,
insistente, de tu voz).
Las aguas: sendas que te reflejan (celaje inmerso), tu
afluencia, tus lindes: grietas que me develan.
-Porque un barniz, una palabra espesa, vivos y muertos,
una actitud fungosa, de cordajes,
de limo, de carroña frutal, una baba lechosa nos recorre,
nos pliega, ¿alguien;
alguien hablaba aquí?
Reconozco, como albino, a ese sol:
distancia dodlorosa a lo neutro que me mira, que miro.
Ven, acércate; ven a mirar sus manos, gotas recientes en
este fango; ven a rodarme.
(Sabor nocturno, fulgor de tierras erguidas, de pasajes
sedosos, arborescentes, semiocultos; el mar:
sobre esta playa, entre rumores dispersos y vítreos). Has
deslumbrado, reblandecido
¿En quién revienta esta luz?
-Has forjado, delineado mi cuerpo en tus emanaciones,
a sus trazos escuetos. Has colmado
de raíces, de espacios;
has ahondado, desollado, vuelto vulnerable (porque tus
yemas tensan y desprenden,
porque tu luz arranca -gubia suavísima- con su lengua,
su roce, mis membranas- en tus aguas; ceiba luminosa de
espesuras abiertas, de parajes fluctuantes, excedidos; tu relente) mis miembros.
Oye; siente en ese fallo luctuoso, en ese intento segado,
delicuescente.
¿A quién unge, a quién refracta, a quién desdobla? en su
miasma
Miro con ojos sin pigmento ese ruido ceroso
que me es ajeno.
(En mi cuerpo tu piel yerge una selva dúctil que fecunda
sus bordes; una pregunta, viña que se interna, que envuelve
los pasillos rastreados.
-De sus tramas, de sus cimas: la afluencia incontenible.
Un cristal que penetra, recinoso, candente, en las vastas
pupilas ocres del deseo, la transparenta; un lenguaje
minucioso.)
Me has preñado, has urdido entre mi piel;
¿y quién desliza por sus dedos?
Bajo esa noche: ¿Quién musita entre tumbas, las zanjas?
Su flama, siempre multiplicada, siempre henchida y secreta,
tus lindes;
Has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar;
¿Y quién,
quién lo amortaja aquí?; ¿quién lo besa?
¿Quién lo habita?





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