jueves, 16 de mayo de 2019

JAVIER BAUTISTA MUÑOZ





Peces



Al fin las niñas saben
que las ninfas esconden sátiros entre sus piernas.
Los peces no surcan dos veces la misma sinalefa
ni las ninfas se empalman beso a beso con el mismo perro obeso.
Hay veces en que la muerte decora las uñas de los desahuciados
para que arañen con coquetería cuando ella los degluta.
Al fin las niñas saben
que la muerte y los peces ocultan testimonios
de mares nunca surcados por segunda vez y que hay que ser precavidos
con la presa prometida al sujetarle el tobillo.
Ellas saben que las ninfas cuentan horas en los muslos al levantarse el salitre de sus vestidos
suscitan en sus senos cataplasmas prematuros
saben de la muerte a uña y a saliva
saben que son propensas a la inmolación de sostenes medias encajes y condones vaginales
saben ciertamente que no es muerte si no es bueno el arañazo
desprender la piel y desollar el alma
untar a mansalva los riegos del barniz el manicure y la saliva.

Las niñas saben
que las ninfas son hijas de la muerte:
que decoran las uñas de los desahuciados y escogen entre mendigos y modelos
los más propensos al germen de sus labios
el cual bulle por la incurable levedad de pantomimas rítmicas
y tráficos congestionados por la carretera angosta-memoriosa de sus cuerpos.

Al fin las niñas saben
qué ocultan las ninfas debajo de sus faldas
se levantan el meñique y tocan fondo
gritan aplauden se desmayan resucitan
enloquecen piden más…
arañan y mueren abruptamente en el metro del orgasmo.
Ahora saben que es mejor entrarle de una u otra forma
que aburrirse mansamente por casamiento o noviazgo sin nada de malicia.
Las niñas y las ninfas saben por la muerte
que es mejor coger con un poeta sin dar permisos ni arrepentimientos.
No apretarse los calzones, correrse el rímel y correrse de rímel en sábanas circunferentes.
Es mejor hacerse manicura antes de hacerlo en un hotel con la luz encendida.

La muerte y los peces son muy buenos contratistas.
Las niñas bien saben bien hacerse ninfas:

Los peces no cruzan dos veces la misma sinalefa
hay veces en que la muerte decora las uñas de los desahuciados
y las ninfas cuentan horas en los muslos al levantarse sus vestidos.


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