martes, 7 de mayo de 2019

JOHN HAINES





Si The Owl vuelve a llamar
al anochecer
desde la isla en el río,
y no hace demasiado frío,

esperaré a que la luna se
levante,
luego vuelo y me deslizo
para encontrarlo.

No hablaremos,
sino encapuchados contra la escarcha que se
eleva sobre
los pisos de alisos, buscando
con ojos color café.

Y luego nos sentaremos
en la picea oscura
y recogeremos los huesos
de ratones descuidados,

mientras la larga luna se desplaza
hacia Asia
y el río murmura
en su lecho helado.

Y cuando la mañana sube por
las ramas,
nos separaremos sin un sonido,

cumplido, flotando
hacia el hogar como
el mundo frío despierta 




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