domingo, 5 de mayo de 2019

RICARDO CASTILLO





Camionera-Centro-Talpita



A veces la vida es chusca, cosa en donde realmente come
            y ronca el amor.
Cosa que da pie ligero a las pulsaciones,
            cosa cosa, motor.
Y es por eso que dedico este poema a todas las ventanillas
            de los camiones
porque ellas nos enseñan a distinguir la vida de la teatral
            muerte.
Procure siempre la ventanilla de los camiones
y mire cómo la calle le dice que está equivocado,
que su objetivo en la vida da risa, que le sobran recovecos.
Vea cómo se va sintiendo entumido,
cómo le va faltando gas, cómo le va sobrando incubadora
            al sentimiento.
Resístase a ver su reloj,
piense que se está haciendo tarde,
piense que ha paladeado a la muerte,
piense que la vida se le puede acabar, como ha vivido,
            tontamente.


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