Autoerotismo de los moluscos
Nuestro
amor
no
es amor de visitante
sino
de un inquilino
intimado
por orden judicial
a
despedirse
de
una casa
que
ha sentido suya.
No
hay peligro.
No
te irás de mi piel
por
desalojo.
También
las caracolas
van
tocando a solas su sonata profunda
en
recuerdo del mar.
Exhortación
a Shahriar, en otro tiempo
Voy
a contarle historias a la luna
como
la hija del visir
para
aplazar la muerte que juraste.
No
habrá arrepentimientos ni refugio:
cada
noche
sabremos
que la vida
es
un cartucho de pólvora
o
de tiempo.
Porque
fuimos
arrojados
a la luz sin consentirlo
y
nos marchamos al alba sin piedad
bebe
de mí,
de
mis palabras rotas
en
su esfuerzo por ver amanecer.
Concédeme
la tregua que te pido.
Te
hablaré de sultanes y faquires.
De
la gruta del sol en Macedonia.
De
la pampa esculpida en el galope
de
un potrillo
que
nunca acaricié.
Voy
a agotar la tierra conocida.
Te
ofrezco el amor y la palabra:
seré
tu Sherezade,
pero
no te suicides.
No hay comentarios:
Publicar un comentario