viernes, 26 de julio de 2019

MARIO MORALES





Sin orillas, amor, sin orillas



A lo lejos, el cielo, a lo lejos
          allá donde las aves se hunden en una soledada blanca.
Acá
LA TIERRA estéril,
          el lugar de la pérdida          el lugar del encuentro.

Encuentro en tu carne el olvido de la carne,
el silencio después del silencio        la fuente sin origen.
Encuentro tu boca sellada por mi boca como un astro muerto
que nada sabe       salvo incendiarlo todo      en un himno
                                                           lejano y sin regreso.

Y es el agua loca del amor o la pena,
la soledad vencida por la soledad,
el anzuelo del exilio que nos confunde hasta ser
la antorcha irremisible que canta en la boca de los muertos.

Así encuentro la pérdida, y te encuentro
otra vez sagrada,      y otra vez lejana
                        como un cielo estéril donde el viento y el deseo
hacen de la tierra un sueño salvaje,      una palabra del ocaso.

Y somos la luz después de toda la muerte
                                                                  y de toda la luz.
HASTA DIOS        HASTA EL FUEGO SIN ORILLAS.

hasta el próximo poema, nada más que hasta el próximo poema,
                                                                           amor mío.


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