Enclave
El
poema está listo.
Eleva
casas, puentes, barcas hundidas,
aves
de diversa estación migratoria, vidas
que
hacia todos lados se desplazan.
Hace
realidad lo que no se toca
y
simple fábula lo palpado todos los días.
El
poema está listo. Yo estoy en otra parte.
El
que estuvo escribiéndolo al pie del aserradero,
ha
desaparecido.
Desde
el vidrio del poema
veo
su último retrato, enjambre en vilo.
El
poema está aquí, tiene forma humana, animal,
de
mesa, calle, estrella. Ocupa mi espacio,
que
ya no es propio. Respira por mí, habla por mí,
en
una olvidada lengua por nuestro cansancio.
El
poema está listo. Le es entendible
el
trémolo final de la tierra.
Roer
no es necesario.
De “El primer asombro”
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