Hay viejos que duermen
me
dan risa los océanos
con sus profundidades verdes.
No te vayas, te lo ruego.
Mira, no soy precisamente
yo, sino el más hondo barranco
del universo para recibirte.
Las estrellas de tu esperma
estallan dentro de mí,
ninguno de nosotros dos
es éste o aquél.
Hay viejos que duermen
en la estación. Por los suelos.
con sus profundidades verdes.
No te vayas, te lo ruego.
Mira, no soy precisamente
yo, sino el más hondo barranco
del universo para recibirte.
Las estrellas de tu esperma
estallan dentro de mí,
ninguno de nosotros dos
es éste o aquél.
Hay viejos que duermen
en la estación. Por los suelos.
De: “Sonetos de amor para
King Kong”
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