Memoria para las hermanas
Estoy,
otra vez, solo en el monte.
Miro
mis pensamientos atropellarse como un día de fiesta.
El
cielo es azul, sin nubes.
(Algo
en tan inmenso azul está hablando).
A
lo lejos, en las huertas,
junto
a los niños que juegan,
caen
las sombras de los nogales.
Y
como un rumor de muchas tardes juntas,
de
árboles o de voces,
siento
que en el viento que traviesa el monte
pasa
el mismo viento de hace muchas tardes.
Y
me parece comprender que algo queda después de ese
viento.
Como
si una tristeza elevara el polvo
de
lo que deseo con todas las fuerzas de mi vida,
de
todos los seres que he amado
y
que permanecen bajo mis pensamientos, bajo mis
recuerdos,
Como
si no nos fuéramos para siempre de los lugares
y
algo quedara en nosotros de lo que hemos sido,
algo
que no siente nostalgia y después del viento se queda,
como
la tierra o las piedras.
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