viernes, 8 de noviembre de 2019

CARLOS MONTEMAYOR





Memoria para las hermanas



Estoy, otra vez, solo en el monte.
Miro mis pensamientos atropellarse como un día de fiesta.
El cielo es azul, sin nubes.
(Algo en tan inmenso azul está hablando).
A lo lejos, en las huertas,
junto a los niños que juegan,
caen las sombras de los nogales.
Y como un rumor de muchas tardes juntas,
de árboles o de voces,
siento que en el viento que traviesa el monte
pasa el mismo viento de hace muchas tardes.
Y me parece comprender que algo queda después de ese
viento.
Como si una tristeza elevara el polvo
de lo que deseo con todas las fuerzas de mi vida,
de todos los seres que he amado
y que permanecen bajo mis pensamientos, bajo mis
recuerdos,
Como si no nos fuéramos para siempre de los lugares
y algo quedara en nosotros de lo que hemos sido,
algo que no siente nostalgia y después del viento se queda,
como la tierra o las piedras.



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