viernes, 27 de marzo de 2020

MYRIAM MOSCONA





De el que nada
(Fragmentos)

El que nada se oye en esta alberca de sombra
XV

Mira mi cuerpo, este animal antiguo
HVT



me oigo respirar
aquí
en el costado izquierdo
en lo que sólo
se entiende
con los ojos
cerrados

órbita del brazo

el otro
lento
tira
arcos

baja más
al fondo

el ojo
atiende al movimiento
exhala

se desdibuja
toma aire
más abajo

dice la boca
respirando

el peso del agua
sostiene

en la ranura
un tú o un yo
un ojo
un labio

¿qué ves en ese estanque?

torsiones
latidos

nada
respirar en otro tiempo
giro el corazón
ofrezco
mi pecho
huellas para vibrar en el agua



el cielo
no los cuervos
su paso:
el aire barrido
que había sanación
que había un color
capaz de curarlo todo
abrirlo

que había un principio
un brazo apurando el agua
un remo
las manos
estos puntos
nervios
adormecen


surcos
movimientos del brazo
las ondas se repiten
no hay nada
ahí —dijo—

las huellas
ese punto
que explota
con los ojos
cerrados



un grito
en el lugar
allí
donde lo blanco
comienza a desteñirse

el pájaro
en la rama
espera
la penumbra
porque lo aturde tanta luz

dije dormido
dije dormida




me oigo respirar
antes del comienzo

se hincha
torsión del tronco
los pulmones se llenan
las venas se tiñen
azules
guindas

se tira —se gira—
se vuelve siempre
hacia lo que está antes

el cuerpo

sabe rezar
sin palabras

colores bajo el agua
avanzo remonto

estragos de aire
el pensamiento blanco
deja que lo inunde
hasta que sienta ramalazos

ahora




"éntrame"
"la respiración
sacar la cabeza en cuatro tiempos"

"la respiración
sacar la cabeza en cuatro tiempos
el ritmo girar los hombros muy redondos
el cuerpo como flecha" —dijo—

el cuerpo como flecha y cada vez se veía más
un despellejado con los ojos tan abiertos
llueve



verde espeso de las aguas
más denso el movimiento
un cielo invertido

ir y venir
horizontal
la respiración
eleva

¿hundirse en esa elevación?
en ese mismo flujo
remonto
"no tienes remedio"
—dijo—

sobre el agua
el único sonido que interna
los azules
en mi oído

la ola dibuja tus ojos
voy a través

una ola
seguida
de un mismo pensamiento

los ojos
se hunden
se flotan

"respira de lado" —dijo—

inspiro
un bandoneón se despliega
exhalo
la luz
honro la luz
pedazos de sol

el cuerpo abierto sobre el agua

nada que pedir
acaso morirse con los ojos

los cuerpos se arrastran
aparece el mar
del lado izquierdo
sopla
un aire sucio

frotándose
la lluvia borra los jardines

el agua en contra
atravesarla

la órbita del brazo
aquí la prueba
lo que duele

¿acaso
hablar de haberlo visto?
no hables de dios dios
odia a sus animales

"abrázalo en largas oleadas nádalo
ve más atrás"

un aire barrido
disloca su centro

como quien gira
con violencia
el cuello
para regresarlo
a su lugar

un hueco se cierra
contra la carne

¿seré yo
quien perdona
o soy
lo perdonado?
el dolor y lo dolido
¿dónde se limitan?

alguien que cae
el cuerpo
ese animal
vaciándose de aliento




nadar con la cabeza adentro

el cuerpo lo morible
no era real —era un ojo abierto—
nadando al aire
como si un brazo me elevara
"ábrete" —dijo—
si ese estadio blanco se abriera
yo entraría

una herida azul
habría que
tocar

el aire arrastra
lo limpio
lo turbio
lugar es sólo tiempo
estas manos —las abro—
que vuelvan
a decirme
dónde ir


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