Huesos
Mira, mira. Estos son mis huesos.
Rompieron aquella carne inmunda
que estaba viva y angustiada.
Mis huesos, agudos y blancuzcos
ahora lavados por la lluvia.
Sin brillo
blancos como el yeso
chupando la lluvia
al aire
reflejando un poco el cielo.
blancos como el yeso
chupando la lluvia
al aire
reflejando un poco el cielo.
Cuando el cuerpo
alentaba
estos huesos se sentaban
en el bullicio del restorán
a comer ensalada de espinacas.
Vaya broma.
estos huesos se sentaban
en el bullicio del restorán
a comer ensalada de espinacas.
Vaya broma.
Mira, mira. Estos son
mis huesos.
¿Soy yo quien los mira?
Qué extraño.
¿El alma se ha quedado atrás
o ha regresado
a mirar los huesos?
¿Soy yo quien los mira?
Qué extraño.
¿El alma se ha quedado atrás
o ha regresado
a mirar los huesos?
En el borde del
arroyo de mi pueblo
parado entre el zacate seco
¿seré yo ése que mira?
Justo a la altura de un letrero en el camino
están mis huesos enhiestos, agudos y blancuzcos.
parado entre el zacate seco
¿seré yo ése que mira?
Justo a la altura de un letrero en el camino
están mis huesos enhiestos, agudos y blancuzcos.
De:
“Un rebaño bajo el sol”
Versión
de Atsuko Tanabe y Sergio Mondragón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario