Miro
el mar
Miro
el mar,
el eterno mar
que sin descanso me trae
el agua hasta estas hojas blancas.
La palabra húmeda
siempre hacia unos versos
de rizada espuma.
Me sonríe a lo lejos
con sus dientes de burbujas,
y sobre mis pies, unas conchas aguardan
para que las oiga,
eternas en el silencio.
No son sirenas como al peso de Ulises
pues me traen a ti,
tu mirada, tu regreso.
Miro el mar y lo acaricio con los ojos,
ya no lo recuerdo.
¿será un olvido?
De:
“Donde habita tu rostro”
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