Concreción
del instante
A Pablo Serrano
¿Qué
está pasando aquí?
¿Quién sueña estos paisajes donde el tiempo
parece haberse detenido?
¿En
qué
lugar de la extendida playa vibra
la voz de esa muchacha, que no se oye
porque un rumor más alto llena el cielo
con la prestancia de su limpidez?
Pero
¿qué pasa aquí?
¿Qué sueña esa mujer, cuyos recuerdos
se fugan como pájaros?
¿Tal
vez
ha vislumbrado el sitio donde nace
la música que tañe su deseo?
¿Y
ese grupo de niñas en la playa,
bajo nubes recíprocas, que entonan
una dulce canción como una fronda?
¿Alguien sabe qué está pasando aquí?
Un
barco entra en el puerto.
El sol trepa los muros
de un templo frente al mar.
Alguien tras una verja
busca en vano su sombra.
Todo fluye y no obstante
todo está detenido. Se diría
que cada cosa es su propia apariencia.
Nada
puede escapar al rigor de esta luz.
Bajo su ser gravita la certeza
de una visión tenaz, que ha percibido
el espacio donde el tiempo reposa:
no la inmovilidad, sino el fulgor
del puro movimiento consumado.
De
acuerdo, pero… ¿qué sucedió aquí?
Unos
cuantos momentos, vueltos tiempo
sustraídos al tiempo; o la experiencia
de la brevedad:
el ser del instante
que el ojo del pintor ha concretado
en la magia de un sueño metafísico.
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