lunes, 14 de febrero de 2022

JULES LAFORGUE

 


 

A un cráneo que había perdido su mandíbula inferior

 

 

¡Hermano! -¿Dónde vivías? ¿En qué siglo? ¿Cómo?
¿Qué vivió el cerebro alojado en esta caja?
¿El infinito? ¿La locura? ¿O el limitado pensamiento
Que permite al hombre pasar y morir sin asombro alguno?

Casi todo el mundo, cierto es, fatalmente sigue todo,
Sin soñar más allí del círculo que explota.
El tan conocido y recto sendero del instinto,
También lo seguiste tú – hasta el postrer instante.

¡Ah, ese instante lo es todo!¡Es la hora solemne
En que, en un supremo y despavorido salto, partiste
Maravillados tus ojos de lejanos paraísos!

¡Oh! Tu vida es bien poco, ¡Ve! ¡Por muy negra que fuera!
Hermano, creíste ascender al eterno festín
y ¿quién puede despertar tus traicionados átomos?

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario