lunes, 28 de febrero de 2022

MARÍA CRISTINA MENARES

 

 

Vigilia de amor en Hanga Roa

 

 

Sólo en sueños puedo amarte,
hombre de piedra.

Hombre
tallado en la cantera
del volcán Rano Raraku;
vigilante milenario,
dios altivo.

Yo presiento
que en las noches en que suelta
su aromático aliento
el eucaliptus,
me escudriñas con tu estática mirada.

Otras veces
es tu voz la que me alcanza
a través de la distancia,
con clamor petrificado.

No me busques,
no me nombres
ni me implores
desde nubes de una atmósfera intangible
de sombras y reflejos.

Entiende que la llama del amor
no resplandece
de gélidas caricias escarchadas.
y por eso, no me ruegues,
ni me invites a besar tus labios fríos,
ateridos
por la nieve endurecida de lo siglos.

Porque yo
sólo en sueños puedo amarte,
Moai Maea:
¡cuando el cielo se ilumina
con la luz de las estrellas,
y la noche con sus sábanas sombrías
cubre el justo letargo de la tierra!

 

 

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