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Supongamos
que eres el alma
o
mejor
el corazón
las vísceras
el odiado enemigo
sacamos de todo eso la inteligencia y la luz
el coraje y el abandono
la respiración
el tic-tac
y como todo emerge de entre los escombros
así yo
emerjo del limbo
y saludo delicadamente
el día que comienza
De:
“Crónica de un regreso”
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