Castelo de Sao Jorge
Miras
hacia lo alto y las almenas detienen tus sueños.
Allí recuerdas lo que el miedo significa
Y lo que esperabas del mañana concreto.
Iba una amiga suya contigo, recordándotela a ella.
La pobre amiga. Su piel tan pálida
Plegada por los años y su ánima en cenizas.
Acaso junto a tu fantasmal presencia
La belleza marchita de ella algo significara.
"Extranjeros", gritaste, "todos ustedes extranjeros",
"Ella es mora y éste su castillo,
Jamás el de San Jorge."
Recordaste cómo tu duelo nada fue después que viste sus ojos
Y cómo tu dolor serpeó como un arroyo
Cuando tu piel tocó esa piel mirada por el sol con tanta gracia.
El nombre de tu amada nombraste ciegamente
Y el polvo de los siglos fue una piedra en tu garganta.
Pero tu amada regresaría mañana.
La comparaste con tu saudosa compañera
Y la agonía tuya fue más honda que la luz del otoño lisboeta.
Hoy,
a una postal del Castillo de San Jorge,
Muerde su corazón como a su pan el prisionero
Que entiende probar el alimento generoso, pero último.
Ya no gritarás más "Extranjeros"
Ni ella será tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario