Arranco
en los jardines la infancia siempre
hermosa como un engaño, ideograma de pálidos
crisantemos en el dominio agobiante de los
invernaderos.
Vuelvo despierto como una lechuza blanca a
los siglos oliváceos de la piel, vuelvo al
cálido pecho quemándome como una garduña
en las uñas peligrosas. Y así busco el regreso
a mi fortaleza derramada, a la patria
derramada como todo amor, cabalgando
febriles seducciones en minúsculos dormitorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario