Árbol de casa
viejo
rey sobre el portón:
el aire está rasgado
hay
un trono traslúcido sobre el patio;
es
el asiento de esqueléticas banderas
que bailan cuando el televisor se apaga
siniestro
amigo,
mi ángel alicaído muda la cara
—Mira — dice, y siento drenarse al viento
sobre el estanque, estampidas
inopio
yo,
estrépito de ramas
Gris
derramándose en el angélico ojo
torturado
de frío siempre;
en mi espíritu tengo una franja,
amenaza inquieta
entre las islas de mi personalidad
tan
solo, a solas,
viejo rey impío,
tan yo mismo;
boquete
en una ciudad que se desploma
s u v o l c á n ,
simiente de hierro
trance,
bajo las escaleras;
adentrarse en el otro es quedar atrapado,
llorando a solas,
mientras allá, más allá,
no existen las cosas
cadenas
extintas
en forma de raíces que bajan y suben
anudando una sefirética Luna
[ allí mi rostro anida ]
franja
de años que se arrejuntan
caen como granos sobre mi mano
mientras sigo de pie en el portón del patio
la
transmisión de la inocencia
evoca el origen de los árboles que hablaban a los pueblos;
es el gran Sol en cruz
de un baile que no acaba
estoy
excedido de formas:
una corona que nunca quise se hunde en mi cabeza
.
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