Se
toca el pene
y busca
romper en hojas
mi ventana.
A.E. Quintero
El
hombre detrás de la ventana
ve a
unos chicos orinando afuera de su casa,
desde
su encierro voluntario él los ve
como
un niño escucharía
detrás
de la puerta de sus padres
cuando
hacen el amor.
Es
un hombre que no se contradice
porque
sus días se cortan ligeros por su rostro
como
un cajón abierto lleno de cuchillos.
La
soledad que los mira detrás de las cortinas
es
un vidrio de manos exiliadas,
una
soledad elocuente,
soledad
de minorías.
Estoy
seguro de que cuando nos ve
palpa
nuestros penes desde su cristal
y
años atrás cuando él orinaba en algún lugar publico
le
hubiera gustado saber
si
alguien lo vio
como
él nos mira ahora.
El
hombre detrás de la ventana
sabe
que me han dejado solo
cuando
se escuchan ruidos en la casa,
supongo
que él también entiende de las compañías
que
pertenecen pero no están con nadie.
Escucho
su puerta abrirse
ahora
que la lluvia
es
la única caricia contra el miedo.
El
hombre detrás de la ventana
me
saluda
y me
invita a pasar.
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