miércoles, 15 de enero de 2025

ÁNGEL DÍAZ

 




 

Mi abuelo dejó colgada su vejez,

la ha dejado para alguien desocupado.

 

Porque dentro de sus ojos

hay muchos niños con linternas

jugando en un bosque por las noches.

 

Su prolongada infancia

ya no quiere sentir

como cae granizo sobre sus zapatos

en tallas que nunca le quedaron.

 

Y me invita a pasar a su mundo,

con sus ochenta años de arrastrar raíces,

con gavetas entreabiertas llenas de veranos

donde guardaba su juventud bajo llave

entre poemas que nunca terminó

y ahora están volando.

 

Cuando sea mayor

quisiera ser el niño

que es mi abuelo.

 

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