El soneto
Dante
le dio del serafín el vuelo
circundado de azules y de oros;
en manantial de rimas y de lloros
diole Petrarca el corazón en duelo.
Del
venosino y del mantuano suelo,
la musa tiburtina los decoros
diole al Tasso; y en déspotas desdoros
Alfieri lo clavó como escalpelo.
Fóscolo,
el trino de los ruiseñores
y del nativo acanto los primores
le dio bajo los jónicos cipreses.
Último
yo -no sexto- vuelo y llanto,
arte, hálitos, iras, en él canto,
y lo elevo a los Manes como preces.
Versión de Carlos López Narváez
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