Y supimos del fuego
A Olalla Castro,
antes de que acabe el
mundo
(otra vez).
Chasquido
de rocas:
el
primer incendio.
Nuestra
historia es una herida
que
no sabemos cerrar.
Más
allá de nuestros ojos,
bajo
las prepirenaicas líneas
de
nuestras manos,
tras
nuestra huella,
el
viento
observa
paciente y mudo.
Pero
una tarde cualquiera
se
curvarán los abedules,
la
niebla pastará
libre
en
las costas,
brotarán
los juncos en la avenida gris,
será
el gorjeo de una alondra
la
última canción del mundo.
De: “La ingravidez que somos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario