Hay
que escribir todos los días
construir refugios de palabras,
casas, unidades habitacionales de
1,000
departamentos
hoteles o chozas
engendrar llantos
perseguir historias
aunque sea en las paredes, con crayones
aunque nos quedemos sin papel
o lápiz
en las tardes lluviosas
en la noche estampada
engraparnos la boca
encerarnos los oídos
tirarnos al silencio
esperar, escuchar
cazar las palabras
dormir con lápiz afilado y libreta junto a
la cama
y ensartarlas
escribir en sueños
o al despertar.
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