Desayuno
La
encontré esta mañana,
huérfana de tu rito,
con su olor a té
y su rastro de ausencia.
La he llenado y colocado entre mis manos
reclama las tuyas, su humo tiene tu nombre.
Bebo donde se posaron tus labios
a cada sorbo, tu figura camina sobre los recuerdos.
Justo allí, frente a mí, tu silla
aún guarda la forma de tu vuelta,
un contorno que no logra llenarse.
Es
todavía tu taza, lo sabe mi memoria,
obligada cárcel de tu fantasma.
De:
“Mientras el roble cede a la noche”
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