miércoles, 27 de marzo de 2013

EDUARDO CASAR





Domingo



Conozco a una mujer abierta por abajo.
Se le hace agua la boca
entre las piernas.

Me da la espalda pero no se aleja.

Nos volvemos a ver y se derrama.
Revuelve su cabello entre mi frente.

Parece que tuviera siete dedos
en una sola mano.

Sin ella no serviría el domingo.

No flotarían los barcos
en la fronda del agua.

Conozco a una mujer
abierta por abajo.

Ya tendría que comprar
más espejos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario