Poema
Nº 4
Abre
tu cuerpo, amada,
para
que vayan por él
mis
manos verdes.
Tu
cuerpo, como un valle
y
sus colinas.
Tu
cuerpo, como un cielo,
con
sus muslos ardientes.
Tu
cuerpo, como un grito,
por
la arena
y
su tibio lamento.
Qué
corales tan dulces
por
tu espalda
y
qué semillas buscando
un
río nuevo.
Mis
besos te llenan de palomas
el
cuerpo.
¡Cómo
cabe mi vida, tan pequeña,
en
tu sexo!
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