jueves, 6 de junio de 2013

BAUDILIO MONTOYA





Soledad


Ya no estás en mi angustia ni te encuentro en mi pena,
no estás en mi reclamo,
ni en el ritmo doliente que establece mi queja,
ni en la voz de mi canto.

No quisiste mi cielo florecido de soles,
ni mis fuentes de linfas transparentes y nuevas,
ni mis mundos sonoros,
ni mi sarta de estrellas.

Hoy ya somos dos naves por distintos caminos,
hoy ya somos dos sombras a través del vacío.

Y no vuelvo los ojos a mirar tu recuerdo
que otro tiempo lejano suavemente ilumina,
en mi duro abandono no me duele tu ausencia,
te arranqué ya del alma cual se arranca una espina.


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