Poema
del abandono
Saliste
con todo
lo
que alguna vez fue tuyo:
tu
saliva espesa, tu
zapato
de Cenicienta engañada,
tus
razones de náufrago.
Crece
desde la tierra
una
hierba persistente
como
testigo de tu paso.
El
tiempo desplaza con más levedad
su
alpargata rosada.
¿No
podrías irte con más frecuencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario