viernes, 8 de noviembre de 2013

ANA IVIS JUAN





Al escapar, bola de nieve



Me recuerdas la música,su agua,
el fragmento del dios rayando el mármol,
ante cascadas de carne y olivo.
Puedo medir tus parques sobre el pecho;
un paisaje de gaitas que aletea en el próximo compás
me advierte que las manos no persiguen
estas líneas de asomo al rostro
al miedo en tu nombre.

En este pentagrama
nos queda el reparto y la caída;
el fino reparto de mi lluvia para perderla
mientras llevas un cántaro a los dioses
donde yo quiero la miga,
el coágulo del beso,el beso, el coágulo,
otra vez la miga contundente
y ya es un líquido que inunda el salón;
líquido verde, roce diluyéndose en la tarde
escozor líquido de campo líquido contra mi piel líquida;
allí soy capaz de encender la esmeralda de tu piano
con mi silencio de muchacha a ras de notas.
¡Ah!...la música,el agua,tú,
o tú mismo en la música del dios
cuando haces magia detrás de la lascivia,
esos confines sin pertenecernos
y esta melancolía desde el cielo a tus manos,
el cielo perdido entre la carne
o tus manos de olivo regresando hacia mí,
hasta lo débil.


No hay comentarios:

Publicar un comentario