La cicatriz
Entre las puntadas, semejantes a picotazos
de aves que hubieran descendido a comer
de ti, se escucha el diálogo de la vida y
la muerte, el río de la escritura creciendo
sobre la piel. Los sonidos del cuerpo y el oído
los despierta cuando la cabeza reposa allí:
en la cicatriz. El dolor y los acontecimientos.
Al pasar un dedo sobre ella, igual que en
una página, los signos del sentido
combaten y armas líneas de brillo en la
noche que nos cubre. Es tu historia,
la huella de esas aves en el vientre
como sus patas en arena o nieve, lo que
hayan sido tus alegrías o sufrimiento,
la soledad o la plenitud que esperas.
Las palabras, como pequeños soles,
ardiendo dentro del libro de tu cuerpo
y entonces no hay más oscuridad.
de aves que hubieran descendido a comer
de ti, se escucha el diálogo de la vida y
la muerte, el río de la escritura creciendo
sobre la piel. Los sonidos del cuerpo y el oído
los despierta cuando la cabeza reposa allí:
en la cicatriz. El dolor y los acontecimientos.
Al pasar un dedo sobre ella, igual que en
una página, los signos del sentido
combaten y armas líneas de brillo en la
noche que nos cubre. Es tu historia,
la huella de esas aves en el vientre
como sus patas en arena o nieve, lo que
hayan sido tus alegrías o sufrimiento,
la soledad o la plenitud que esperas.
Las palabras, como pequeños soles,
ardiendo dentro del libro de tu cuerpo
y entonces no hay más oscuridad.
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